Encontrados en Archivo: 488 resultados.

La razón de Estado o el estado de la razón

Por Juan Carlos Martínez Don Enrique Tierno Galván fue el primer alcalde de Madrid elegido por el voto popular en las primeras elecciones democráticas de 1979. Hombre de una vasta cultura y una gran sensibilidad humana, el viejo profesor -como cariñosamente se le llamaba- era un socialista con sólida formación marxista que hizo de la coherencia una virtud. Fue el creador de los bandos con los cuales se dirigía a los madrileños utilizando un estilo con matices de fina ironía, humor y gran talento literario. Entre sus sabias definiciones, una de las que más se recuerdan es aquella con la que el viejo profesor trató de explicar algunas de sus posturas frente a las contradicciones en que suelen incurrir los políticos cuando llegan al gobierno. Para Tierno Galván una cosa era la razón de Estado y otra muy distinta era el estado de la razón.

La Iglesia, los buenos y los malos

Por Juan Carlos Martínez "Los argentinos perdimos la oportunidad de hacernos un bien a nosotros mismos, al no saber perdonar a un Videla anciano para que muriese en paz en su casa, junto a su familia. Que alguien haya sido un hombre malo no autoriza a un hombre bueno a ser injusto con él. Ese fue precisamente el crimen atroz de Videla y sus compañeros, que creyeron que sus enemigos eran hombres malos y decidieron matarlos cruelmente. Espero que la mala muerte de un hombre malo nos sirva para pensar en una justicia mejor para los responsables por los crímenes de los años 70". Lo anterior es parte de un artículo escrito por Héctor Ricardo Leis en el diario La Nación del lunes 20 de mayo de 2013, a propósito de la muerte del genocida Jorge Rafael Videla.

Hasta el próximo Carnaval

{nomultithumb} Éramos tan amigos... Por Juan Carlos Martínez Suele decirse que buena parte de los argentinos somos muy frágiles de memoria, sobre todo en lo que se refiere a nuestra memoria histórica. Ese estado de amnesia no siempre es producto de un trastorno del funcionamiento de la memoria. También hay amnésicos voluntarios. Es decir, aquellos que ponen de manifiesto una memoria selectiva. O sea, los que recuerdan u olvidan lo que más les conviene.

Banco Nacional de Datos Genéticos: la verdad histórica se puede ocultar, pero no borrar

  Las Abuelas de Plaza de Mayo en los primeros años del retorno a la democracia en la casa de la calle Montevideo. El Índice de Abuelidad ya acompañaba la búsqueda de sus nietos.   Por Juan Carlos Martínez El traslado del Banco Nacional de Datos Genéticos ordenado por una ley del Congreso dictada en 2009 se produce en medio de una fuerte disputa entre quienes lo apoyan y quienes se resisten al cambio.   Al margen de las razones y sinrazones que envuelven la discusión, hay una historia que transita por dos carriles: el ocultamiento y la tergiversación, la verdad y la mentira.   El propio ministro Lino Bariñao acaba de ofrecernos un dato por demás ilustrativo acerca de la falta de rigor histórico con el que se maneja en este tema.   Ha dicho y repetido que entre quienes resisten el traslado no hay personas que se encuentren afectadas por delitos de lesa humanidad como si ignorara que entre quienes han expresado sus objeciones se encuentran Chicha Mariani y Mirta Baravalle, dos de las mujeres fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo que todavía no han encontrado a sus nietos apropiados.